Día 2 de mi viaje por Tailandia: Bangkok (I)

lunes, 20 de marzo de 2017


Lee aquí la primera etapa del diario >>> Día 1 de mi viaje por Tailandia <<<


Llegamos al hotel sobre las 4 de la tarde, hora tailandesa. La llegada al hotel fue muy sencilla, nos salió muy bien eso de ir en transporte público hasta allí. Uno de los motivos por los que elegimos el Hotel Grand Eastin Sathorn era precisamente ese: la buena comunicación con el transporte público, concretamente con el Sky Train ya que la parada Surasak tiene acceso directo al hotel por una pasarela. La elección del hotel fue muy buena, lo comprobamos nada más entrar. Nos salió por un precio bastante reducido y el nivel del hotel era de un 4/5 estrellas europeo, cumpliendo exactamente lo que habíamos visto por internet.



Después de hacer el check-in y dejar las maletas, aunque lo que nos pedía el cuerpo después de un viaje tan largo era echarnos un sueñecito, decidimos ir un rato a la piscina del hotel. Así podríamos descansar un poco mientras teníamos nuestra primera toma de contacto con la ciudad ¡desde las alturas!

Al cabo de una hora más o menos, las ganas por descubrir la ciudad que veíamos a nuestros pies superaron al cansancio y nos pusimos, plano en mano, a recorrer la ciudad sin rumbo definido. Digo sin rumbo porque este día era “de regalo” teniendo en cuenta que llegábamos a Bangkok por la tarde sin saber exactamente cuánto nos llevaría llegar al hotel y por tanto habíamos decidido no planear nada concreto.



Salimos del hotel caminando hacia Lumphini Park. Así, nuestra primera toma de contacto callejera con la ciudad fue recorriendo la calle de Silom Road, que se iba animando según íbamos llegando a la zona del parque.

El calor era importante, y eso que ya era por la tarde y el sol no pegaba fuerte. Aprovechamos para entrar un 7Eleven (supermercado que hay cada 5 pasos por todos los sitios de la ciudad y del país en general) y así apagar la sed con agua y un Té Matcha del que me hice fan absoluta y me tomé todos los días. En este 7Eleven nos compramos también, además de snaks que nos llamaron la atención porque no venden en España,  el repelente de mosquitos y dos baratísimas tarjetas de teléfono de una compañía tailandesa con 1Gb de datos para todo el viaje, una para cada uno.



A cada paso que dábamos, la ciudad nos sorprendía. Habíamos viajado bastante hasta la fecha pero Asia era desconocido para nosotros y muchas cosas nos llamaban la atención por diferentes: las tiendas, los tuk-tuk por todos lados, los puestos de comida en la calle (y el horrible olor de algunos puestos de fruta; más tarde descubrimos lo que era el Durian...), las decenas de locales de masaje concentrados en esa misma calle, los pequeños templos a Buda en las esquinas de muchos edificios…

Después de unos 45 minutos llegamos a Lumphini Park, un parque tranquilo y verde en medio de una zona de la ciudad bulliciosa y llena de tráfico. Una especie de remanso de paz donde respirar aire más puro y donde la gente aprovecha para pasear, correr, hacer taichí o yoga, recibir clases en grupo, escuchar música en directo… De este parque, que resultó ser un lugar fresquito y agradable por donde dar un paseo y descansar un rato, me llamaron la atención especialmente estas tres cosas:
  • Justo a las 18h empezó a sonar el himno por nacional en todo el parque y todo el mundo detuvo su actividad para escucharlo. Nos pilló allí pero no teníamos ni idea de ello así que fue una sorpresa y toda una experiencia.
  • Hay lagartos bastante grandes en las inmediaciones del lago del parque. Con estar  un poco atento los ves seguro porque hay muchos.
  • La gente que estaba haciendo deporte iba corriendo/caminando en el mismo sentido. Todos se desplazaban por la calle principal del parque en sentido anti-horario y todo el mundo parecía respetarlo como si de una norma se tratara. No sé si era una norma o una costumbre, el caso es que para escribir esto he abierto el plano del parque y el Google Maps vienen pintados los caminos principales del parque con flechas en dirección anti horaria. Curioso.
Continuamos caminando un par de kilómetros más dirección norte y llegamos al Santuario de Erawan (conocido como Erawan Shrine o bien Thao Maha Phrom Shrine). Es una pequeña plaza donde hay un altar hindú con una estatua que representa al dios Brahma. El lugar es muy frecuentado por gente de todo el país que acude hasta este punto para hacer sus ofrendas. También es una atracción turística bastante popular. Es donde, en 2015, se produjo un atentado bomba que causó varias víctimas y que envolvió al lugar en polémica al ser restaurado y abierto un par de días después del suceso.







El calor seguía presente y el hambre y el cansancio empezaban a aflorar así que decidimos entrar en el Central World, el centro comercial más grande del sudeste asiático y que estaba justo a nuestras espaldas. Nos fuimos directos a una zona groumet donde aluciné con la cantidad y variedad de productos tan nuevos y diferentes a los que estamos acostumbrados a ver. No pude evitar comprarme algunos snaks con matcha, ¡qué vicio y solo llevaba un día!  También tenían una zona internacional donde vendían, por ejemplo, quesos del mundo y entre ellos ¡había quesos asturianos!

Tras una corta vuelta por otras tiendas, llegó la hora de cenar así que decidimos cenar allí mismo. Había una zona de restaurantes bastante grande, pero haciendo uso de nuestros recién estrenados datos en el móvil encontramos una página donde recomendaban visitar el Red Sky Bar al que se llega atravesando una tienda y subiendo hasta el piso más alto del Central World. Cenamos allí, en la terraza con vistas 360º a la ciudad, un Pad Thai (el primero del viaje!) y un plato de Soft Shell Crab (cangrejo de concha blanda). No fue una comida de escándalo comparada con las de días siguientes pero el ambiente del sitio, las vistas y las luces nocturnas de Bangkok hicieron que termináramos el día de una forma perfecta.

Desde ahí, cogimos el skytrain en Siam a 5 paradas de nuestro hotel en la misma línea. Había sido un día larguísimo, pero muy productivo y conseguimos aguantar sin dormir hasta por la noche para así adaptarnos perfectamente al horario tailandés para el resto del viaje. ¡Reto conseguido!






Lee aquí la siguiente etapa del diario:  >>>  Día 3 de mi viaje por Tailandia: Bangkok (II)  <<<


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2 comentarios:

  1. Muy bien contado e ilustrado como siempre, así los que no lo conocemos en persona también lo disfrutamos un poco.
    Besos
    Zeta

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    Respuestas
    1. Qué bien que te haya gustado!!! Yo disfruto un montón escribiéndolo porque voy reviviéndolo todo otra vez :).
      Un beso!

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